DEL ARTE Y LA MASA (parte1)

Ciertamente este ha sido uno de mis temas predilectos, y por los que mucha gente llega a molestarse, es como hablar de religión en la mesa, o como tratar el tema del homosexualismo entre los homofóbicos, El arte, como tal, tiene vertientes muy interesantes dignas de análisis, y como discurso polémico, he llegado a algunas conclusiones, el arte no es para la masa popular.
Hay discursos en diferentes niveles, la semántica, la pragmática y la sintaxis nos han dado las pautas para establecer los grados de comunicación entre el creador y el espectador, y la complejidad del discurso siempre viene implícita y adecuadamente establecida conforme el propósito de la obra visual. Por ejemplo, la complejidad de la Obra de Kandinsky, se atiene a una diferente manera de desarrollar el dialogo visual, que con el Dr. Atl, o la obra de Diego Rivera.
También es muy cierto que la Obra de arte es en parte atendida y atenida por el contexto social, cultural y político en que desarrolla su temporalidad, el muralismo en México atendía las necesidades sociales, y una voz que expresara la opresión de las clases sociales marginadas por un gobierno, mientras que la obra de José Luis Cuevas atendía un capricho, reformando el arte con temas como la muerte, el dolor y el tan acreditado erotismo.
En la actualidad, el arte se encuentra en un punto anacrónico, o tal vez esté dando orígenes diversos de comunicación visual, con la llegada de la postmodernidad, cualquiera puede ser artista, escritor y hombre renacentista, romántico empedernido y pulverizador de cánones estéticos, puesto que la mala información y la ignorancia, cimenta este tipo de asimilaciones erróneas, MTV tiene gran parte de culpa, jóvenes siguiendo modas efímeras, pseudo intelectuales devoran los criterios y se hacen más fuertes mirando las masas que interpretan limitadamente un mundo más visual cada día.
Y aquí nos encontramos con la divergencia de que si el arte es para todos, o solo para los grupos elitistas que pretenden conservar la pureza de los discursos, o llevarlos al grado de entendimiento de los menos preparados. De algún modo todos llevamos una especie de selección natural, puesto que por naturaleza somos seres competitivos, quizás la igualdad de clases es un concepto que funcionó para ciertos intereses que momentáneamente eran vistos como estandartes de modelos a gobernar, pero volvemos con la terrible temporalidad de todas las cosas, y la vigencia de otras, ideas que pueden expresarse, y se siguen expresando en el doble discurso de la creatividad, ya sea Sade , Kundera, Nietzsche, o los innovadores visuales, como Dalí, Duchamp, Remedios Varo y hasta H.R. Giger, siempre nos darán la pauta para entender la subjetividad del discurso y no la objetividad inmediata, sencilla y masticada para los que no merecen el conocimiento.
Porque el ofrecer una obra visual de calidad, solamente es digna de mostrarse de manera selectiva, el arte caritativo se queda en la calle, con los que pueden entender que solo el tiempo dura un instante, la obra de arte por si misma habla, y nos ofrece el simbolismo, nos da la fruta de la semiótica, y nos restringe si no tenemos las bases del conocimiento para entenderla.
El abstraccionismo parte de un movimiento intelectual, el cual, se ve influenciado por las mentes revolucionarias, en el aspecto de trascendencia individualista, y analizando los interiores del ser humano, no quiero referirme que la lucha social no lleve un sentimiento fuerte, pero hablamos de una preocupación que denota un lugar importante, que gracias a esto nos brindó lo que ahora tenemos en la actualidad, la dispersión de arte y sus subgéneros, muchas veces aleatorios.
Al artista individualista le preocupa su posición y su trascendencia, no le preocupa si entendieron su obra, si es complejo, o simple, sabe que el mejor platillo es cuando lo entiendan los que deban de entenderlo, y del otro lado esta quien sugiere que la obra de arte es “bonita”. Ahí me quedo sin palabras, porque en este mundo intelectual y no tanto, los “esnobistas” están a la orden del día.
E.K. LÓP3Z